Sábado noche con ganas de novedad oriental. Primera opción, Pho, el vietnamita de la calle Sepulveda. Cerrado por motivos personales hasta la próxima semana, habrá que volver a intentarlo otro dia.
-Y ahora que? Apetece oriental…
-Can Kenji
-Can Kenji? Si es imposible reservar
-En la barra no reservan…
-La victoria es de los valientes, vamos!
Este fue el dialogo -versión resumida- que me llevo hasta esta izakaya -taberna japonesa- de minúscula entrada con sus tradicionales cortinillas en la calle Roselló con Bailen. Es curioso que tras más de un año intentando planificar un día para ir a este restaurante, una decisión impulsiva tomada en apenas 5 minutos, me dio la oportunidad de tachar este restaurante de mi lista de pendientes.
La cocina japonesa y la catalana siempre han sentido cierta atracción entre si. Por ejemplo, el amor a primera vista entre Mibu, el inaccesible restaurante de cocina Kaiseki, y El Bulli. O el clon del Sant Pau que Carme Ruscalleda abrió en 2004 en pleno centro de Tokyo.
En Can Kenji, encontramos una cocina japonesa con toques mediterráneos, como ellos mismos se definen en su web. Un lugar donde las albóndigas se mezclan con los shitakes, o el tataki de atún con salmorejo. Sin ningún complejo y con total naturalidad. Todo ello envuelto en el concepto que tanto gusta como son las tapas o platillos para compartir, sin encorsetamientos, ni formalidades y a precios low-Cost. Que mas podemos pedir?
El local es pequeño, de mesas algo apretujadas pero sin llegar a ser incomodo, más luminoso de lo que podría parecer. Con un diseño más nórdico -tan de moda actualmente- que japonés. Pequeña barra de madera con 7 taburetes y paredes totalmente desnudas salvo un cuadro de gran formato titulado “Caballa asada”.
Tras los fallidos intentos para reservar en ocasiones anteriores, pensábamos que seria algo más difícil tener mesa. Soló tuvimos que esperar unos 10 minutos para sentarnos, aunque por desgracia, no fue en la barra.
Nos encontramos una carta variada, equilibrada y para todos los publicos. Encontrareis ensaladas, tatakis, fideos, tempuras, sushi, etc. Platos accesibles para aquellos que no están muy acostumbrados a la cocina japonesa y otros que satisfacerá a los más expertos, le podéis echar un vistazo en su web.
Para acompañar la cena, decidimos tomar cerveza Sapporo.
El primer plato que nos llego fue esta Caballa marinada en salsa de soja y sake dulce a la plancha. Sabrosa y con matices de soja. Piel crujiente, aunque la carne algo seca en las partes más delgadas. Muy bien.
Kakiage de setas con sal ahumada. Uno de esos platos que gusta a todo el mundo. Crujiente, quizás algo aceitoso, buen sabor y con el toque diferente que le da la sal ahumada que lo acompaña.
Seguidamente llego el Onigiri de risotto de porcini a la plancha, el plato top de la noche. Bolas de risotto a la plancha. Manteniendo toda su cremosidad y sabor. El alga nori ayuda a poder manipularlo con la mano y la salsa de soja le acababan de dar ese punto oriental al plato. Golosísimo.
Para acabar el Surtido de sushi. Compuesto por 9 Makis -salmón, pepino y atún-, y 6 Sashimis, -Calamar, langostino, atún, salmon, caballa y jurel (creo)-. Correcto sin más. No es su especialidad y eso se nota. El resto de platos estuvo a un nivel más alto.
De postres, un fijo siempre que lo encuentro en los postres de los restaurantes japoneses, Tiramisu de te verde y Baileys. Bizcocho bañado en Baileys y deliciosa mousse de te verde, coronado por un par de rocas de almendra y chocolate blanco. Muy bueno
Tampoco podia faltar un homenaje al dulce favorito de Doraemon con el Pancake Japones “Doriyaki” de chocolate. Una reinterpretación donde se substituye el tradicional bizcocho por Pancakes, acompañado de un poco de nata.
La cuenta para dos, realmente ajustada. Hay ganas de volver, esta vez directamente a por las tapas, sin pedir sushi, que me parece prescindible. Atención a los diferentes menús con precios imbatibles que tienen al mediodía.
Can Kenji
C/ Rosselló, 325
Telf: 934 761 823